Las viñetas de Frato, reflejan situaciones que por desgracia se vivían y se siguen dando actualmente en los centros escolares y que por lo tanto, debemos eliminar.
Muestran una clara imagen que nos pueden hacer reflexionar sobre la práctica educativa.
En la primera imagen, percibimos como la profesora intenta explicar a un alumno que dos bolas son iguales, pero no se para a explicarle porque esto es así. Simplemente, los profesores intentan inculcar una idea a los alumnos, sin que éstos sepan de dónde proviene.
Pero… ¿por qué los profesores muchas veces complican las explicaciones con las preguntas? Éstos les proponen que resuelvan situaciones problemáticas sin sentido alguno. Quizá con estas explicaciones, los profesores no se dan cuenta de que hacen difícil los razonamientos de los conceptos sin favorecer la observación y la reflexión en el aula.
Subjetivamente, los profesores deberían de tener más recursos para dar sus explicaciones, para así tener más métodos didácticos distintos y poder ver hacer al alumno la esencia de la materia de diversas formas; de forma que relacionen los conceptos con las explicaciones unos con otros de manera más fácil.
Por ejemplo, una profesora coge dos puzles uno lo desarma y otro lo deja igual. Ésta a su vez, explica más sistemáticamente la materia a la que nos remitimos.
En la segunda imagen, la profesora considera normal solo las personas que se parecen a ella, y las características que ella no tiene no las considera adecuadas a la normalidad.
En mi opinión, la escuela de mañana debería de ser para TODOS sin excepciones como muestra este autor en estas viñetas.
La escuela debe incluir a todos los alumnos/as, ya provengan de familias acomodadas, o pobres, sean de otras nacionalidades o razas, tengan o no necesidades educativas especiales, etc. Pero para que eso se lleve a cabo, ha de creerse firmemente en esta idea, y desgraciadamente hoy en día, esto no sucede. Hay profesores que sólo se dedican a dar la lección y a poner exámenes, y pocos lo que realizan actividades dinámicas, y en los que los alumnos/as sean los verdaderos protagonistas y de esa forma se sientan realizados y motivados para seguir aprendiendo.
Un niño/a que esté jugando a un juego en el que se divierta y encima esté dando la materia indirectamente, aprenderá más que un niño/a que se siente delante del libro y se dedique a repetir y repetir conceptos hasta que los memorice.
Planteando esta visión de la escuela de cara a un futuro, sabemos que en ella, los maestros/as deberán motivar al alumnado, utilizar metodologías que den mejor resultado, enseñar de una forma en la que todos puedan aprender, etc. Pero ¿será necesaria la aplicación de disciplina en las aulas? Bajo mi punto de vista, pienso que sí y no. Es decir, hay maestros/as que utilizan disciplinas en sus aulas, y con eso no quiero decir “autoridad”, y les da buenos resultados. Y hay otros que no las utilizan, y realizan actividades más dinámicas, donde los alumnos/as son los que “van dirigiendo” el aula, haciéndoles más responsables, convirtiéndolos en personas cada vez más autónomas, y sobre todo, creándoles el deseo de aprender cada día más.
Personalmente, pienso que cada grupo es diferente, y que cada niño/a también lo es, por eso hay que contextualizarlo todo, y no puedes explicar de la misma forma a un grupo o a otro; o a un alumno/a de una forma y a otro/a de la misma, porque a lo mejor no lo comprende.
A su vez, pienso que cada niño/a es diferente y un maestro/a debe ser arbitrario a la hora de evaluar.